“La lectura sólo se vuelve un hábito cuando se apoya en la agradable experiencia de ella misma, no cuando es un esforzado descifrar de palabras para satisfacer una obligación escolar” [1]
Es unánime la noción de que la lectura es antídoto contra la ignorancia y aliada del progreso. No tan unánime pero si popular, la noción de que los libros son amigos fieles que cultivan el alma.
Sin embargo en nuestro país, muchas personas, por no decir la mayoría, le encuentran un sentido hueco a todas estas frases. O bien la lectura está como última e inalcanzable prioridad, o en el intento derivado de la presión social se han encontrado con una densa pared de concreto y no con el amigo que les prometieron.
¿Por qué? En el caso de los sectores empobrecidos, no hay discusión, o comes o lees. Pero subiendo algunos estratos, se podría atribuir principalmente a la falta de incentivo en el seno familiar y posteriormente para agravar la situación, al fracaso de las escuelas por inculcar un verdadero amor por la lectura.
¿Quiénes son los lectores competentes y asiduos? Es muy probable que aquellos que de niños tuvieron la oportunidad de ser introducidos al mundo de los libros: contándoles cuentos o inculcándoles actividades artísticas que fomentaron su imaginación y creatividad. Asimismo, aquellos que vieron a sus padres siempre leyendo; familiares cercanos, algún amigo o profesor que los inspiró; o que sintieron que los libros eran respetados en su hogar, ocupando un lugar especial.
Obstáculos en el aprendizaje de la lectura
Los maestros perfectos serían aquellos que preparen a los alumnos para que puedan comprender el lenguaje científico, analicen contenidos y critiquen las intenciones de quienes producen los mensajes [1]…Bueno, esa es la utopía…El problema comienza cuando, los niños con ninguna o pocas experiencias como las mencionadas arriba, llegan a la escuela y se encuentran con lecturas obligatorias, y peor aún: maestros con poco o ningún interés en los libros. Muchos de estos profesores quizás desconozcan la pasión por la lectura y por lo tanto es obvio que no la puedan inculcar, otros quizás traten pero tendrán ellos mismos problemas de comprensión, incapacitándolos para fortalecer el vínculo con la lectura.
En estos tiempos ya nadie duda, tampoco que la lectura sea indispensable para dominar el lenguaje y manejar información, tanto en el colegio como en la vida cotidiana. El mismo rendimiento escolar depende en gran parte de las técnicas de lectura. En la adolescencia y adultez, quizás se puedan superar algunas carencias con técnicas de velocidad o comprensión lectura, pero ya es poco probable que se consiga una genuina afinidad por el placer de leer. Finalmente, cuando los alumnos terminan la escuela son en su mayoría lectores mediocres, para quienes el acto de leer es sinónimo de esfuerzo y aburrimiento.
Un atajo: Literatura infantil para facilitar la lectura de textos no literarios
Jorge O. Melo, ex-director de la Biblioteca Luis Ángel Arango de Colombia [2], hace una recomendación y una diferenciación entre la lectura didáctica y el texto literario, estando representado este último por la literatura infantil.
Ya que el niño no cuenta con una perspectiva completa de las ventajas de la lectura, es deber de los padres, maestros y sociedad inculcarles el amor por la lectura y que nazca en ellos una afinidad natural, no forzada que se revele en la adultez como un aliado en su desarrollo personal y profesional.
Es por esta razón que “una de las primeras razones para promover entre los niños la lectura de textos literarios es para que aprendan a leer, con facilidad y plena comprensión, los textos no literarios….En este tema, mi posición es radical y extremista: la lectura de la literatura, del cuento infantil, de los cuentos de hadas, es lo único que puede hacer interesante y atractiva la lectura para los niños más pequeños” [1]
El autor indica que se deben reforzar los aspectos creativos y recreativos de la lectura, frente a los aspectos pragmáticos. Comparte la opinión de Bruno Bettelheim [3] y Karen Zelan [4] “de que lo que haga la lectura atractiva, interesante, maravillosa para el niño es lo que debe fundar la enseñanza de la lectura en la infancia”. Es por esta razón que en la primaria se debe poner énfasis en presentar el acto de leer como placer, como motor de la imaginación, como experiencia de vida y como herramienta de comunicación creativa.
El gran desafío y la promoción de la literatura infantil
El gran desafío que plantea el autor es que la valoración social de la lectura se incremente de manera que estimule a los niños y que los profesores promuevan y formen niños amantes de la lectura. “No creo que haya nada que permita hacerlo, distinto a impulsar la lectura de historias y narraciones atractivas, de buena literatura. Quizás no muchos responderán, dadas las carencias culturales del medio, y la facilidad de las alternativas recreativas. Pero no hay otra estrategia que logre mejores resultados” [1]
Ideas
Aquí algunas sugerencias generales para comenzar a atacar el problema:
Las escuelas: Dotarlas de colecciones especializadas, materiales literarios adecuados y especialistas en fomento a la lectura.
Maestros: Capacitarlos para que conozcan, lean las obras literarias y sean capaces de rescatar el amor por la lectura que los niños no encontraron en sus hogares.
Bibliotecas públicas: Un giro de 360° para que en vez de organizaciones decrépitas y obsoletas se conviertan en dinámicos focos de la cultura y fomento de la lectura a través de iniciativas creativas y constantes.
Escritores peruanos: Fomentar en ellos la creación de obras literarias infantiles con una identidad peruana o latinoamericana con la cual los niños se puedan identificar y afianzar su autoestima y valores.
Las familias: Convertirse en la primera fuente de amor por la lectura, dando el ejemplo y proveyendo a sus hijos de materiales o experiencias que alimenten su imaginación y creatividad.
La sociedad civil: Reconocer su responsabilidad para con las generaciones futuras y la sociedad peruana. Ser participantes activos en el cambio del patrón social que actualmente vivimos.
La clave
El resultado social de estimular la lectura será mayor si se realiza en localidades de bajos recursos económicos. En los barrios empobrecidos, se puede llegar a despertar en los niños el amor por la lectura que de no existir ningún tipo de estimulo probablemente jamás surgiría, debido a las limitaciones prácticas de sus carencias económicas que lógicamente limitan las posibilidades de leer solo por placer.
Al picar la curiosidad de aquellos niños, se siembra una semilla, se traza un camino perfecto para poder acceder en el futuro a una educación compleja que disminuirá las diferencias sociales.
“Solamente la lectura como placer, que olvide los beneficios que puede producir, que renuncie a los resultados formativos o pragmáticos, acaba teniendo resultados, acaba produciendo beneficios. Esta es la paradoja sobre la que debemos apoyar el esfuerzo de impulso a una relación más viva entre nuestros niños y el texto escrito. En el hogar, en la escuela, en los medios de comunicación social, es preciso restablecer el aprecio por la inútil literatura, para que esta sea verdaderamente útil” [1]
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[1] Jorge Orlando Melo, "Importancia de la lectura (y la literatura) para la educación y la formación de los niños y el desarrollo social", Medellín, septiembre 7 de 1993
[2] Jorge Orlando Melo, historiador, intelectual, pensador político y activista de la cultura, fue director de la Biblioteca Luis Ángel Arango de Colombia en los últimos 10 años, lapso en el cual la convirtió en una de las bibliotecas más importantes y visitadas del mundo, por encima de bibliotecas como las de Nueva York, Beijing, Moscú y París; con una página web y un sistema de préstamos que la descongestionó y que le permite recibir ocho mil visitas físicas diarias.
El 23 de noviembre de 2005, el presidente de la República, Álvaro Uribe, le entregó la Orden Nacional al Mérito en el Grado de Gran Oficial por el liderazgo ejercido por Melo en la vida académica e intelectual del país y por su revolución silenciosa de las bibliotecas colombianas.
[3] Bruno Bettelheim, escritor y psicólogo infantil autor de Psicoanálisis de los cuentos de hadas.
[4] Karen Zelan, psicoterapeuta, especialista en autismo y aprendizaje infantil. Coautora con Bruno Bettelheim del libro Aprender a leer.
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soy escritor de cuentos infantiles de la Republica Dominicana escribo todo los dias quiero tener mas contacto con ustedes.
Publicado por: Nison Alcantara | 20/02/2007 en 09:30 p.m.
Me parece maravllosa la informacion y su sntesis clara, pero tambien deberian dar mas informaciòn a los padres de tecnicas de lectura para infantes.
un abrazo
Publicado por: Carla | 07/10/2006 en 04:25 p.m.
hola que tal esta muy buena su pagina felicitaciones.
Publicado por: jennifer | 03/09/2006 en 12:48 p.m.