Tiene derecho a que los adultos
conozcan
sus inquietudes y aficiones a leer,
e implementen
los materiales que las satisfagan.
Y no que deba
empañar sus ojos en aquello que
al criterio
de los otros resulte bueno y sabio,
coadyuvando
a que la vida sea enriquecida por
las sugestiones
de los buenos lectores y lecturas.
Porque,
¿qué vale que todo sea hermoso
en los libros
y la vida se desenvuelva por otro
rumbo,
más todavía en sentido contrario
o inverso,
siendo mísera y mezquina?
Danilo Sánchez Lihón
Ilustración: Arturo Flores Paz
Comentarios
Puedes seguir esta conversación suscribiéndote a la fuente de comentarios de esta entrada.