El niño tiene derecho a emprender
un viaje intenso, aventurado y pasional
en razón de celebrarse en algún remoto
lugar una fiesta al libro, donde haya
un desfile de hierofantes, un gran circo,
comparsas, de animales lectores, carros alegóricos.
Y animen bandas de músicos,
se eleven cohetes, globos; fulguren luces de bengala.
A que todos los días se celebre el cumpleaños
del libro. A que allí lengua oral y lengua
escrita dejen de estar divorciadas, y sean
otra vez cataratas de un mismo río.
Danilo Sánchez Lihón
Ilustración: Jose Antonio Avalos
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