“En este momento cuando las cosas están tan tensas entre los vendedores de obras de artistas muertos y artistas vivos, bueno, estoy arriesgando mi vida por mi propio trabajo y mi razón se ha ido a pique por él…” Vincent van Gogh
En los 4 primeros post sobre nuestro especial de van Gogh, conocimos sus orígenes, la época en que vivió, su fe, su perseverancia para con el trabajo y sus ataques de locura e inseguridad. La semana pasada, lo dejamos recluido en el asilo donde pintó su famosa “Noche estrellada” y con el miedo y modestia de haber vendido su primer cuadro. Hasta que llegamos a sus últimos meses, con apenas 37 años, cuando decidió quitarse la vida para regalarle a su arte la inmortalidad.
En mayo de 1890, Vincent van Gogh solicitó su retiro del asilo para mudarse a la acogedora Auvers, una ciudad cercana a París y concurrida por otros pintores reconocidos como Cezanne y Pissarro, donde lo esperaba el doctor Gachet, un médico homeopático coleccionista de obras de arte que también había incursionado en la pintura y quien en cierta forma lo ayudó a valorar su propio arte.
Luego de meses de reclusión en el asilo, ahora en Auvers, se encontraba rodeado de la naturaleza, en un ambiente artístico que lo animó a pintar 80 obras. Uno de sus nuevos motivos eran niños, símbolos de optimismo. “Es obvio que todas las pinturas de van Gogh buscan responder al mundo expresando un optimismo que no necesariamente encontraba en si mismo” [18]
Pero inesperadamente, el 27 de julio de ese año, Vincent van Gogh se disparó en el pecho y seriamente herido regresó a su cuarto en Auvers. Un consternado, Dr. Gachet, por que creía que su amigo había mejorado, fue el encargado de dar la noticia a su hermano Theo quien llegó al día siguiente y encontró a su hermano tranquilo en la cama fumando su pipa como si estuviera contento por la decisión tomada. “Quisiera que todo acabe de una vez” fueron sus últimas palabras.
Una carta dirigida a Theo, parece explicarlo todo: “En este momento cuando las cosas están tan tensas entre los vendedores de obras de artistas muertos y artistas vivos, bueno, estoy arriesgando mi vida por mi propio trabajo y mi razón se ha ido a pique por él…” [19] Cuando van Gogh se suicidó no estaba bajo un ataque de locura, al parecer su suicidio fue un acto cuidadosamente planeado. Como muchos otros personajes de su época (incluido Gaugan) se veía a si mismo siguiendo los pasos de Jesucristo, asumiendo las culpas del mundo. Van Gogh también fue uno de los que actuó bajo su propia pasión. [19]
“La pintura tiene un mérito propio” dijo en su última carta, “el año pasado leí en algún sitio que escribir un libro o pintar una obra era lo mismo que tener un hijo. No me atrevo a decir que eso sea cierto en mi caso, siempre he creído que lo último es mejor y más natural…Es por eso que siempre he hecho el máximo esfuerzo, aunque sea el trabajo menos comprendido, y para mi es el vinculó entre el pasado y el presente”. Van Gogh estaba lamentablemente conciente de ese vacío existencial: no tenía hijos y el arte, no era un sustituto suficiente.
Consideraba sus propios esfuerzos poco valederos: El arte era grandioso; sus propias creaciones miserias. Estos términos eran asociados con un persistente reproche por no haber podido formar una familia. Lo que resulta de todo esto es que Vincent van Gogh decidió suicidarse para beneficiar a su hermano Theo y sobre todo a su ahijado: Toda una colección de pinturas cuyo valor se incrementaría solo después de su muerte. Vincent pensó que si el ya no vivía al menos viviría en su arte. [20]
Más de 100 años han transcurrido desde su muerte y vemos que el plan de Vincent dio resultado. Lamentablemente, el beneficiario original no pudo gozar de este “éxito”. Los dos hermanos demostraron ser inseparables. Dos meses después de la muerte de Vincent, Theo enfermó seriamente y meses después falleció.
Su esposa Jo, fue la encargada de preservar las obras de Vincent así como las cartas que su esposo había coleccionado. Sin su fe en el trabajo de su cuñado y su diligencia para resguardar y organizar los cuadros, que luego de la tragedia comenzaron a ser cada vez más solicitados, no podríamos tener la valiosa información de la cual disponemos ahora. Gracias a esos esfuerzos, en 1962 se creó la Fundación van Gogh que luego se convertiría en el Van Gogh Museum en Ámsterdam.
El próximo lunes la última parte de nuestro especial de van Gogh : La fama después de la muerte
Para ver solo un asomo de los colores y emociones de Vincent visiten nuestra galería
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[18] Rainer Metzger e Ingo F. Walther, Van Gogh (Taschen, 1998), Pg. 229
[19] Ibid., Pg. 240
[20] Ibid., Pg. 244
Van Gogh
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